06 Jun Sahid Kelfalla: de la patera al campo de fútbol
Sahid Kelfalla: de la patera al campo de fútbol
Martí Grivé
Per el gran valor de el Sahid,
per aquesta gran historia de superació.
A en Jordi que sempre hi ha estat present i a tot el Ramassà
Nos situamos en Sierra Leona, país de África. Vamos a una isla del norte de ese país, la isla Pepel. Allí vive Sahid Kelfalla, con una familia muy grande de trece hermanos y hermanas, su padre también tiene muchas mujeres.
Al principio la economía familiar iba bien, puesto que su padre tenía un buen trabajo y él podía ir a una escuela muy buena. Pero con el tiempo las cosas empezaron a cambiar, los políticos cambiaron y a su padre le echaron de su trabajo.
La economía familiar empezó a decaer, ya que sus hermanos mayores no ayudaban y los pequeños eran demasiado pequeños para trabajar. No había comida en casa, no podían pagar la escolarización y vivían de las cuatro pelas que ganaban al mes. Sahid tuvo que dejar entonces sus estudios y empezó a hacer un curso rápido de ingeniería de trenes para conseguir dinero para vivir.
Gracias a este trabajo, la economía familiar se calmó. Sahid era el jefe de su departamento y empezó a ir a reuniones y hablar de su buen ambiente. Él pedía mejores condiciones para otras empresas: mejores salarios, buen trato a los trabajadores… mejores condiciones laborales en general.
Esta empresa logró ganar mucho dinero y muchos de ellos les daban al gobierno para ayudar al pueblo: mejores hospitales, mejor educación, agua potable… Un tiempo después, el gobierno no cumplió nada de todo lo que se le había pedido. Finalmente Sahid habló a la comunidad sobre estas mejoras no realizadas y todo el pueblo estuvo de acuerdo.
Algunos de los progresos empezaron a funcionar ya que los hicieron por su cuenta. Cuando el gobierno se enteró de que estaban haciendo esto sin pasar el dinero por ellos, se enfadaron mucho. Al cabo de un tiempo estaban las elecciones del gobierno. En ese país había dos partidos políticos que dominaban el país. Eran unos mentirosos y avariciosos, ya que todos los recursos que había en Sierra Leona se vendían y ellos se quedaban el dinero.
Para evitar que vuelvas a gobernar los mismos partidos políticos él creó uno, empezó a dar charlas con la gente dando ideas de progresos que haría en el país con su partido político. El partido se hizo visible ya por los contactos de Sahid. La gente se dio cuenta de que los actuales políticos los habían engañado durante muchos años, esto no les sentó nada bien y empezaron a pagar a gente para que los votaran.
El presidente actual ya causó una guerra y amenazó con hacer otra si no ganaba las elecciones. Finalmente llegó el día de las elecciones volvió a salir escogido el presidente actual, que anunció que Sahid era un traidor y que tenían que perseguirlo hasta matarlo, ya que, según él, Sahid había dicho cosas muy malas. Sahid se vio obligado a huir de su casa y de su país, refugiándose en el país vecino, Guinea Conakry.
Para llegar a Guinea Conakry el camino fue muy difícil, ya que todo el mundo lo buscaba y solo podía viajar por la noche para asegurar que no lo reconocieran. Cuando llegó a este nuevo país no conocía a nadie, ni hablaba su lengua, sólo tenía el contacto de un familiar.
Cuando llegó su móvil se estropeó, encontrándose incomunicado y sin dinero, por lo que tuvo que dormir en un mercado de los que no cierran nunca. Durante la mañana siempre intentaba pedir almuerzos para comprar un móvil y contactar con su familia para que le enviara dinero.
Al final, la familia le envió dinero y encontró a un amigo que le ayudó, pero la situación seguía siendo muy dura. Otro amigo que vivía en Marruecos le ofreció viajar a Europa, pero había un problema, era muy caro. No tenía otra opción, aceptó porqué la cosa con mayor valor que tenía era la vida y allí estaba en juego su bien más preciado.
El gobierno de Sierra Leona anunció que Said era un traidor y, tras poner precio a su cabeza, este se vió obligado a huir a Guinea-Conakry
En ese momento comenzó el viaje, el primer destino fue Senegal, pero le robaron el dinero y volvió a pedir más a la familia. Luego fue a Mauritania, pero durante todos estos desplazamientos su vida corría mucho riesgo.
Por fin llegó a Marruecos, después le prometieron hacerle una visa para viajar a Europa si pagaba el precio acordado. Le dijeron que cuando estuviera en el aeropuerto le darían los papeles. Cuando fue con esa gente lo pusieron en la parte de atrás de un coche. Y viajaron durante mucho tiempo, más de una hora.
Cuando llegó a su destino, vio mucha gente pero ninguna hablaba Inglés así que no se podía comunicar. Ellos sólo hablaban arábigo y algo de francés. Él no entendía nada ya que aquello no era un aeropuerto y había demasiada gente, pero nadie lo entendía puesto que hablaban un idioma distinto.
Sahid empezó a andar, había gente de todo tipo, niños, mujeres y padres. Anduvieron por las montañas sin parar, ni dormir. En total caminaron dos días. Cuando el sol brillaba todo el mundo debía esconderse, pero cuando ya empezaba a oscurecer, todo el mundo debía ponerse a caminar. Cuando alguien le pasaba algo y no podía seguir, tenías que olvidarte de él y seguramente moriría.
Si te quedabas un poco atrás, tenías que correr rápido hacia el grupo, puesto que nadie te esperaba. Si un niño lloraba, le pegaban para que parara de llorar. Mucha gente quedó atrás y murieron, puesto que no tienes agua ni comida. Cuando llegaron a la costa vio muchas pateras. Él alucinó cuando las vio. ¿Iban a ir a Europa con pateras?
Tras llegar a Marruecos anduvo durante dos días junto a decenas de personas hasta llegar a las pateras
Cuando entraron en las pateras iban tan juntos como una lata de sardinas. Cada una tenía una capacidad de sesenta personas, pero iban unas ochenta en cada una. Tenías que ir muy rápido ya que si te quedabas sin espacio te quedabas en el suelo, si te quedabas atrás seguramente morirías esa noche, porque la policía podía encontrarte y matarte. Sahid estaba aterrorizado.
El viaje fue muy complicado porque si no pagabas el dinero acordado te pegaban hasta que lo dabas; tenías que llamar a la familia por dinero o te quedarías allí para siempre hasta que alguien te encontrara. Cuando estuvieron todos dentro de las pateras, atravesaron el mediterráneo con las dos pateras, pero era de noche. Estuvieron alrededor de unas tres, cuatro horas para realizar el viaje completo.
Hasta que llegaron a Málaga, allí vieron una organización llamada Cruz Roja en la que le preguntaron si tenía documentación, porqué se había ido de su país… Al no tener papeles le pusieron en una celda temporal, pero las cosas iban mejor ya que ya no tenía el peligro de morirse: le daban agua, comida…
Le hicieron una documentación temporal y le sacaron de la celda. Sahid pidió asilo en España y de Málaga le llevaron hacia Lleida, donde estuvo unos quince días. Esos días le hicieron entrevistas para saber de dónde venía, por qué quería dejar su país… Le dejaron decidir si quería ir a otro país europeo, era libre de irse si quería, pero pensó que se quedaría España.
Así que le redirigieron a Mejorada del Campo. Le acogieron en un hotel de este pueblo de Madrid, pero también le hicieron su primer juicio para pedir el asilo. Ahora él era un refugiado, así que gracias al asilo podría quedarse con unos papeles temporales e intentar conseguir el arraigo. Pero se sumaba que no sabía el idioma así que empezó a dar clases de castellano.
Después de todos los procesos judiciales, le llevaron hacia La Coma culturas. En ese pueblo le dieron mejor trato. Los resultados del juicio declararon que debía irse a otro sitio. Lo redirigieron hacia un pueblo en un piso y al ver que aquello no funcionaba le enviaron a Barcelona. Así que él se quedó a vivir en Granollers, pero con la ayuda de los voluntarios de la ONG todo empezó a cuajar.
Sahid vivía en una casa muy grande, pero toda la gente era de diferentes culturas así que no podían comunicarse por casa, todo el mundo intentaba aprender castellano. Él jugaba a fútbol, cuando estaba estresado o tenía malos pensamientos jugaba a este deporte, que llevaba dos años sin practicar. Se relajaba, se ponía en forma y lo pasaba bien. Con ese deporte se empezó a socializar.
Ahora tenía que buscar un sitio para vivir. Con la ayuda de las aplicaciones del móvil encontró un pequeño apartamento en Bellavista, un pueblo del Vallès Oriental. Conoció a un policía que le dejó aquel piso y se hizo amigo de él. Le preguntó qué deporte hacía: fútbol, era el deporte que más le gustaba por encima de correr u otros deportes.
Así, el policía se puso en contacto con el club de fútbol, Ramassà. Más que un equipo de fútbol, un proyecto social para integrar a los niños a través del deporte y el fútbol en África. También es la única ONGD que es un equipo de fútbol. Además cada año hacen un viaje a África por colaborar en un proyecto local.
Sahid aceptó la invitación. Inmediatamente el policía llamó al coordinador de este Club de fútbol. Los dos hablaron y finalmente quedaron en que la próxima semana entrenarían. Incluso enviaron a un jugador para que fuera a buscarlo, así empezó una nueva amistad. Sahid estaba muy nervioso, pero cuando vio al coordinador del club le dijo dos palabras con una risa amistosa.
— No te preocupes —
Todos los nervios que tenía por dentro se esfumaron y le dio mucha fuerza. Así fue como empezó a formar parte de ese equipo. Gracias a este club, buscaron todos los contactos posibles para conseguir un trabajo. Cuando tenía que ir a algún sitio le ayudaban. El club le abrió un montón de puertas en España. Ahora todo iba perfecto, Ramassà le cambió la vida.
«Conocer el Ramassà ha sido una bendición»