15 Jul Punta Nati en Menorca, pionera en salvaguardar el paisaje de las extensiones fotovoltaicas
Punta Nati en Menorca, pionera en salvaguardar el paisaje de las extensiones fotovoltaicas
Patricia Almarcegui, Carmela Sánchez
Punta Nati es el paraje de piedra en seco más sorprendente y único de Menorca y probablemente del Mediterráneo. Situado al noroeste, se define como el Paisaje Cultural más emblemático de la isla, gracias a la concentración y calidad de elementos etnológicos y arqueológicos.
Este paraje representa la esencia de la cultura propia isleña y plasma un modelo tradicional en equilibrio con la naturaleza y la explotación agrícola y ganadera. Aunque la fisonomía actual del paraje es consecuencia del acontecer económico y social de los siglos XVIII y XIX, su estructura agraria viene forjándose desde la Baja Edad Media.
Además, la existencia de importantes yacimientos arqueológicos de época prehistórica, en simbiosis con elementos etnológicos realizados con la técnica de la piedra en seco, conforman ejemplos de aprovechamiento constructivo y son muestras del hilo conductor a lo largo de la historia de una auténtica “cultura de la piedra” en Menorca que llega a los 12.000 Km de pared realizada con esta técnica de piedra seca en la isla.
Hay que destacar que este paisaje ya fue descrito por el Archiduque Luis Salvador en su obra Die Balearen, en 1890. ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico- Artísticos dependiente de la Unesco) emitió un informe en el año 2016 relativo a la necesidad de su conservación. El Ministerio de Cultura lo incluyó dentro de los 100 paisajes Culturales en España en el año 2015.
La S.P.S (Société Scientifique Internationale pour l’etude pluridisciplinaire de la Pierre Sèche) apoyó su conservación y la Unesco declaró la técnica de la piedra en seco como Patrimonio inmaterial de la Humanidad en 2018. En el Plan General de Urbanismo de Ciutadella se describe como “el paraje situado al noroeste del municipio”, un espacio que reúne “unos valores paisajísticos de gran relevancia, vinculados a un entorno natural singular configurado por la acción secular de la actividad ganadera y los bienes arquitectónicos que conforman la esencia representativa de Menorca”.
Punta Natí se erige en equilibrio con la naturaleza de Menorca y la explotación agrícola y ganadera de la zona, incluida dentro de los 100 paisajes culturales de España en 2015
Además, hay que destacar la importante presencia de vestigios talayóticos en la zona que, junto con los elementos etnológicos, constituyen una de las mejores representaciones de la cultura de la piedra en la isla”.
A pesar de todo ello, en 2013 se proyectó la instalación de un parque fotovoltaico de 187Ha: el tercero en extensión de España. Desde entonces hasta 2020, se mantuvo la amenaza de sepultar el Paisaje Cultural bajo 220.000 placas fotovoltaicas. Para ello se basaban en que, si bien los elementos etnológicos ubicados en el área de implantación tenían algún grado de protección, el paisaje que los contenía no.
Resulta sorprendente que España, que ratificó en el 2007 el Convenio Europeo del Paisaje, no tenga hasta el día de hoy una legislación acorde con ello, es decir, una legislación que ponga en valor, proteja y de a conocer la riqueza de los Paisajes Culturales.
De la mano de la urgencia climática y de empresas eléctricas en búsqueda de negocio, se están proyectando auténticas atrocidades. Así se asiste con demasiada frecuencia a la aprobación de intervenciones irreversibles en un medio rural que puede ostentar valores agrícolas, paisajísticos o patrimoniales excepcionales, como fue en este caso.
Desde 2013 hasta 2020 este paraje único sufrió la instalación del tercer parque fotovoltaico en extensión en España
En 2013, una parte de la sociedad civil, liderada por tres asociaciones defensoras del Patrimonio (Sociedad Histórico-Arqueológica Martí i Bella, Lithica Pedreres des’Hostal y Amics de Punta Nati) se opuso a la destrucción de este Paisaje Cultural.
Siete años más tarde, el 25 de febrero de 2020, se consiguió reducir drásticamente la superficie ocupada por el parque solar proyectado y se otorgó la protección definitiva, con la categoría de BIC (Bien de Interés Cultural) a 960Ha. del paraje.
Para ello hubo que llevar la reclamación a los tribunales y, tras la aceptación a trámite de los tres contenciosos interpuestos, se llegó a un acuerdo con la empresa y el Consell Insular.
Así se permitió la visibilidad de una zona infravalorada tradicionalmente por su origen humilde adscrito a la tierra, se inició un proyecto cultural de resonancias europeas, y un modelo de concordia entre las instalaciones industriales energéticas y el patrimonio vivo. Sí, la sociedad civil está de enhorabuena, pero hay que continuar en alerta. Ante la emergencia climática no todas las soluciones son válidas.